La educación, aquélla que se refiere a la formación para el ejercicio de una profesión, sólo es útil si es duradera, si no está basada en una habilidad circunstancial o potencialmente caduca por la moda o la evolución tecnológica. Es por eso por lo que en TRACOR estamos especialmente interesados en que el alumno adquiera conocimientos, consiga conceptos y habilidades esenciales que puedan evolucionar a través de la práctica y la experiencia.
Nos interesa que los alumnos aprendan de la experiencia y construyan conocimiento a través de ella, es decir, estamos más interesados en hacer que el alumno aprenda que en enseñar. Aún más, lo que realmente buscamos es que el alumno adquiera la habilidad de aprender a aprender, que pueda canalizar mediante esa habilidad su propia transformación en forma permanente y de esta manera garantizar su adaptación a los diferentes entornos y realidades que encontrará a lo largo de su vida profesional.
La formación no puede estar disociada de la realidad, de la actualidad de las prácticas profesionales, por tanto creemos que debe ser útil y lo es si es práctica y se transmite de forma práctica por profesores que no viven ajenos a esta realidad sino que, simultáneamente con su vocación y actividad docente, se mantienen en el ejercicio de la profesión de forma exitosa y competitiva. En TRACOR todos nuestros profesores reúnen esta condición, lo que marca una diferencia sustancial, palpable desde el primer día en el aula.
Hoy en día, nada verdaderamente importante se puede hacer solo. Trabajar en medio de la diversidad, aprender de ella, aceptar las ideas y opiniones de los otros o saber discutirlas con argumentación y constructivamente, así como adaptarse dentro de un equipo para multiplicar las propias fuerzas, son habilidades indispensables para triunfar y condiciones necesarias para evitar el fracaso. El individualismo, a veces interesante en el ámbito de las artes puras, se convierte en un auténtico impedimento cuando se trata de las artes y las ciencias aplicadas. Por eso, creemos firmemente en el trabajo en equipo, lo fomentamos en nuestros cursos y es un medio básico en la aplicación de nuestro modelo pedagógico.
Nos interesa la tecnología, pero no como fin en sí misma, sino como herramienta que libera y potencia la mente, eleva la productividad y permite alcanzar más en menos tiempo. Creemos que cuando el aprendizaje del uso de la tecnología se convierte sólo en un fin, además de maquinizar al hombre, lo sitúa en caducidad como profesional y en permanente obsolescencia.